El Museo del Foro se encuentra en la planta baja del Claustro de Santa Maria Nova, con un recorrido expositivo que reunifica y valoriza en particular los contextos del Foro Romano excavados por el arqueólogo/arquitecto Giacomo Boni a principios del siglo XX.

El primer Antiquarium del Foro fue instituido por Boni en 1908 en los locales del Convento de Santa Francesca Romana/Santa Maria Nova, construcción ordenada por Alejandro VI entre 1492 y 1503 con el objetivo de presentar al público los resultados de las investigaciones realizadas en esos años en el área del Foro romano. El Antiquarium, constituido por nueve salas expositivas, se convertiría en centro cultural de investigación y estudios. La presentación de los materiales arqueológicos expuestos respeta la integridad de los complejos que han sido sacados a relucir, en virtud de la convicción de que los restos conservan su valor histórico-arqueológico solamente si se exponen dentro de su contexto de origen. A lo largo del tiempo la colección del Antiquarium se fue ampliando con la exposición de materiales recuperados de las investigaciones de Dante Vaglieri, Alfonso Bartoli, Pietro Romanelli y Gian Filippo Carettoni.

Superada la entrada, el recorrido expositivo del nuevo Museo del Foro se articula en dos salas dedicadas a la necrópolis investigada por Giacomo Boni en los años 1902-1905 en el área del Templo de Antonino y Faustina. Durante las investigaciones se excavaron en total cuarenta y una tumbas: cuatro pertenecientes a niños, relativas a las viviendas arcaicas (finales del siglo VI – siglo V a.C.), doce de niños asociadas a cabañas de entre finales del siglo VIII y el siglo VII a.C., y veinticinco en pozo y fosa referibles a la primera edad de Hierro (aprox. siglo X a.C.) y relativas al núcleo de sepulturas que se extendía en esta área antes de su utilización como zona de vivienda. En el Museo, en particular, se pueden observar, junto a una galería de cuadros con dibujos realizados por los dibujantes que trabajaban con Giacomo Boni, algunas tumbas expuestas en vitrinas, diseñadas expresamente por el arqueólogo veneciano y restablecidas en sus colores originales. En el nuevo recorrido, estas “tumbas en vitrina” han sido colocadas dentro de nuevos escaparates diseñados expresamente en el ámbito de un sistema expositivo integrado que evoca el momento de los hallazgos, cristalizando las sepulturas dentro de grandes cámaras de vidrio luminosas que dialogan con los pavimentos polícromos, ya restaurados por Boni. Se trata de tumbas de incineración pertenecientes aprox. al siglo X a.C. (fase lacial IIA) con dotación de urna con forma de cabaña, vasijas miniaturizadas hechas a mano u objetos de tamaño normal, sepulturas de inhumación en fosa pertenecientes al siglo X a.C. y tumbas relativas al poblado con dotación constituida por vasijas realizadas con torno.

Para facilitar la comprensión de esta necrópolis, se ha dedicado una sala a la gran maqueta, encargada por Giacomo Boni, que reproduce el área donde se excavaron las tumbas expuestas en las primeras dos salas. Están reproducidas fielmente todas las evidencias arqueológicas sacadas a relucir en este sector del Foro. La maqueta da fe del rigor científico de Boni, que también en esta área adoptó el método estratigráfico para la búsqueda en el terreno, y prestó particular atención a la recogida de todos los materiales y a la documentación, acompañando cada fase de la exploración con plantas, secciones y fotografías. La exposición prosigue en las salas que dan a la celda del Templo de Venus y Roma, dedicadas a los orígenes de Roma en una interacción dialógica entre grupos esculturales y elementos arquitectónicos, representados respectivamente por el complejo de la Fuente de Juturna y el friso de la Basílica Emilia.

En la sala 2 del Museo están expuestos con sus caballos las estatuas de mármol de los dos gemelos divinos Castor y Pólux (los Dioscuros), que, según la tradición, en esta fuente anunciarían a Roma la victoria contra los Latinos en la batalla del Lago Regilo (499 o 496 a.C.). El complejo monumental, descubierto por Boni en 1900, presenta una continuidad de vida desde la época arcaica hasta la medieval. En el siglo II a.C. la fuente se cerró en una cuenca rectangular y fue ornada por estatuas de divinidades como Apolo y Esculapio, expuestas en las salas del Museo junto al pozal con inscripción de época augusta. De la Basílica Emilia, fundada en 179 a.C. por los censores M. Emilio Lepido y M. Fulvio Nobiliore, se exponen una serie de relieves que representan los momentos salientes de la historia de Roma (Rómulo y Remo que parten para fundar la nueva ciudad; la construcción de las murallas de una ciudad, quizás Roma o Lavinio; el rapto de las Sabinas; la fiesta en honor al dios del trigo Consus; una escena de batalla, el castigo de Tarpeya; las Parentalia).

La sala 3 del Museo se ha dedicado a las áreas sagradas o sacralizadas del Foro Romano, con escaparates de grandes dimensiones diseñados ad hoc para marcar un recorrido que restituye la imagen de algunos importantes hallazgos provenientes principalmente de las investigaciones de Giacomo Boni: el Lapis Niger, el Equus Domitiani/Doliola y la Regia. Un escaparate circular ubicado en el centro de la sala apunta a evocar, ya a partir de su forma, los rasgos del aedes Vestae. El escaparate conserva en su interior restos provenientes de excavaciones de Boni del Santuario de Vesta y de la casa de las Vestales, a los que se añadieron hallazgos efectuados por Alfonso Bartoli durante las investigaciones de dos pozos situados en el patio del Santuario. Por último, la Sala contiene los importantes restos pertenecientes al depósito votivo de la Colina Capitolina, excavado entre los años ochenta y noventa por la Superintendencia arqueológica de Roma.

El proyecto expositivo y la dirección de las obras son de COR arquitectos (Cremascoli, Okumura, Rodrigues) con Flavia Chiavaroli.