Templo de Venus y Roma
Sobre una alta plataforma con vistas al Valle del Coliseo se levanta el Templo que Adriano quiso dedicar a las diosas Roma Aeterna y Venus Felix. Se trata del edificio sagrado de mayor tamaño construido por los romanos, uno de los más grandes de la antigüedad.
La construcción del templo se inició en el 121 d.C. siguiendo el proyecto del propio emperador quien, como narra la Historia Augusta (Hist. Aug. Hadr., 19.12), tuvo que eliminar del área el célebre Coloso de Nerón, operación para la que empleó 24 elefantes, y trasladarlo a la posición en la se sigue recordando en la actualidad cerca del Anfiteatro Flavio.
El emperador inauguró el edificio en el 136 o 137 d.C. a su vuelta de Judea, pero fue completado por Antonio Pío en 141 d.C.
El templo constaba de dos cámaras principales orientadas espalda con espalda, cada una precedida por un vestíbulo. Solo queda el ábside de la cámara que da al Coliseo, dedicada a Venus, mientras que la segunda, dedicada a Roma, ha sufrido diversas transformaciones. En el siglo VIII se construyó en esta parte del templo un oratorio dedicado a San Pedro y San Pablo, posteriormente transformado en la iglesia de Santa María Nova y, en el siglo XV, en la basílica de Santa Francesca Romana.
Además de sus dimensiones extraordinarias (planta de más de 100 x 50 m y unos 30 m de altura), el monumento estaba caracterizado por un original dibujo típico del estilo ecléctico de las arquitecturas de Adriano, que combinaban las proporciones y la concepción helenística del espacio con el urbanismo y la técnica de construcción romana. Las columnas del templo, sumando las de mármol proconnesio de los pórticos y las de granito gris del peristilo, debían ser más de doscientas.
Los restos conservados en la actualidad son el resultado de las restauraciones llevadas a cabo por Majencio tras el desastroso incendio del 307 d.C. Majencio aportó algunas modificaciones a la estructura como son las columnas en pórfido y la creación de dos ábsides abovedados y decorados con casetones.
Los casetones estaban adornados con estucos que, como demuestran las recientes restauraciones, estaban cubiertos parcialmente con pan de oro, mientras que en las paredes resplandecían incrustaciones multicolor de alabastro, mármol de Cipolin y serpentina.
Tanto la anastilosis de las columnas de pórfido como la restauración del pavimento marmóreo son fruto de las intervenciones realizadas entre 1932 y 1935 y dirigidas por Alfonso Bartoli. La pavimentación de la celda de Roma representa uno de los mayores ejemplos de opus sectile de módulo grande que decoraban los edificios públicos y de culto de la Urbe y las restauraciones de época fascista recomponen, según el gusto y los conocimientos de la época, la rica decoración en mármol pavonazzetto y pórfido rojo. Las partes que faltaban fueron integradas con piezas de los mismos litotipos antiguos y los casetones fueron reconstruidos para restablecer la visión de conjunto de los pavimentos.
Entre setiembre de 2020 y julio de 2021, el templo fue objeto de nuevas intervenciones de restauración conservadora llevadas a cabo por el Parque Arqueológico del Coliseo con el patrocinio técnico de la Maison Fendi, gracias a las cuales este icónico monumento abre nuevamente sus puertas al público.
Para más información, consulta el volumen "El Templo de Venus y Roma".