Esta antefija de arcilla –elemento decorativo para los tejados de los templos– retrata una cara femenina con características bastante marcadas, con el cabello arreglado en mechones ondulados enmarcando el rostro, cejas arqueadas pintadas de negro, ojos grandes y negros con una forma alargada con pestañas gruesas y boca con labios carnosos pintados en rojo claro. Por afinidad con otros ejemplares similares, la obra puede datarse en el siglo VI a. C., en un período de transición entre el estilo jónico y el ático. En esta época, en Italia, las antefijas de cabeza femenina generalmente se asocian con el culto a las deidades femeninas tutelares de la familia y pueden interpretarse como personajes pertenecientes al cortejo de la divinidad a la que está dedicado el templo o como representaciones de la misma. Forma parte del recorrido de accesibilidad del Museo: al lado del original hay una reproducción en 3D para la exploración táctil de todos los visitantes.