En este retrato, hallado en 1903 en el área de la iglesia de San Teodoro en el Palatino, se puede reconocer –gracias al estudio comparado con los retratos de las monedas– al emperador Marco Aurelio en edad joven. El rostro, fuertemente caracterizado por los grandes ojos, la barba escasa realizada con pequeños mechones grabados que cubre solo parte de las mejillas y la barbilla, y el bigote cuidado, está enmarcado por una voluminosa masa de rizos, ordenados sobre la alta frente. La cabeza fue esculpida para formar parte de una estatua. Este retrato, en función de las características fisonómicas, se remonta al 144 d. C., año en el que Marco Aurelio se casa con Faustina la Menor, y probablemente fue realizado para decorar la casa imperial.