Retrato del emperador Nerón
Este retrato, descubierto en 1869 en el criptopórtico debajo del área sagrada del templo de Apolo, representa una de las imágenes más verosímiles de Nerón debido a su extraordinaria calidad ejecutiva y la claridad de sus rasgos. La cabeza se caracteriza fuertemente por un cabello ondulado, con mechones peinados hacia la frente, ojos pequeños un poco hundidos con los arcos de las cejas pronunciados, arrugas en los lados de la boca y una barba hecha con incisiones delgadas. Todos estos elementos, además de dar volumen a la escultura, le otorgan al rostro del emperador una apariencia severa. La presencia de dos orificios en el lado izquierdo de la cabeza y en el occipucio y el ligero procesamiento del cabello en la parte superior de la cabeza sugieren que el retrato debía completarse con un velo que cubría parte de la cabeza. La obra se exhibe en el Museo y forma parte del recorrido de accesibilidad: junto a la obra original hay una reproducción en 3D que todos pueden explorar.