Una obra ecosostenible en la basílica Emilia. La restauración de los elementos arquitectónicos
La basílica Emilia, construida en el 179 a. C. por los censores Marco Fulvio Nobilior y Marco Emilio Lépido, es la única de las tres basílicas republicanas del Foro Romano de las que se conserva, en parte, el alzado. El edificio original fue modificado y ampliado varias veces por la familia que le da nombre. Recordamos las intervenciones de Marco Emilio Lépido, futuro triunviro, en el 78 a. C. y de Lucio Emilio Paulo en el 55 a. C., a quien se debe el friso con escenas de la historia mítica de Roma parcialmente conservado. Destruida en el incendio del 14 a. C., la basílica fue reconstruida por Augusto y son de esta época la mayor parte de los elementos arquitectónicos decorativos que han llegado hasta nuestros días. Durante el siglo pasado, los restos de estos elementos arquitectónicos fueron recompuestos en el lado norte de la basílica junto con los calcos de parte del friso, algo así como una “exposición” que desde hace 100 años caracteriza el paisaje del Foro Romano. El monumento, a los pies de una pequeña colina donde crecen varias especies de vegetación superior, está expuesto a los agentes atmosféricos y cubierto por pátinas de color muy oscuro. En su mayoría son pátinas de origen biológico cuyos componentes vitales han colonizado el mármol, ocultando el candor detrás de una película no homogénea, espesa y granulosa que seguramente también está compuesta por partículas carbonáceas y sulfáticas, presentes normalmente en la polución atmosférica (foto 1) con distintas concentraciones. Este monumento está emplazado en un contexto altamente urbanizado como lo es el del Foro Romano, el cual sigue estando caracterizado por una cierta intensidad de tráfico de vehículos y una gran afluencia de personas a pesar de las limitaciones de los últimos años y la pandemia. Las rutas turísticas de la Roma imperial pasan por aquí.
Para restaurar estos importantes elementos, que constituyen una significativa intervención de restauración del pasado, se puso a punto un proyecto de restauración que apuesta por la ecosostenibilidad y la compatibilidad de las actividades de conservación y restauración.
La novedad del proyecto consiste en la instalación de una “obra piloto”, cuya misión es la adquisición sistemática de tecnologías de última generación que permitirán desarrollar todas las fases de la intervención utilizando métodos ecológicos y compatibles con los materiales y las actividades de disfrute del parque arqueológico.
A pesar de que los acontecimientos relacionados con la pandemia congelaron el proyecto, puesto a punto ya en su fase preliminar, a principios de marzo de 2021 tuvimos la oportunidad de efectuar las primeras pruebas sobre el monumento utilizando un producto de nueva generación. Coordinada por Fiorangela Fazio, funcionario del parque arqueológico, con la colaboración de Tecnoel S.r.l., quien pondrá a disposición una fórmula innovadora puesta a punto por la empresa de Vicenza Brenta S.r.l. , la intervención aprovecha la acción de las enzimas cargadas en una matriz de micro y nanopartículas. Se trata de sustancias con actividad catalítica cuya acción selectiva es capaz de descomponer las moléculas orgánicas. Gracias a ello, es posible eliminar de manera puntual las pátinas biológicas y las pátinas degradadas originadas por antiguas intervenciones de restauración de los monumentos. Además de la elevada selectividad del método de limpieza, la ventaja de este tipo de intervención es la eliminación de los riesgos relacionados con la toxicidad de los productos que se utilizan habitualmente en estos casos. La actividad de las enzimas no produce exhalaciones tóxicas ni desechos especiales. A largo plazo es de esperar que las características de este método, gracias a su uso sistemático, por ejemplo dentro de los planes de mantenimiento programado, puedan evitar, al menos en parte, tener que recurrir a intervenciones de restauración complejas, más invasivas y costosas.
Terminó con éxito la primera fase de la actividad en la que se vio implicado el nivel superior de la basílica Emilia y cuyo objetivo era medir la eficacia de una fórmula a base de enzimas estabilizantes contra las pátinas biológicas presentes en el monumento. Los resultados del tratamiento tras la aplicación de la fórmula a base de enzimas (el compuesto se llama Nasier y está fabricado por Brenta S.r.l.) fueron medidos sobre tacos elegidos por su alto grado de contaminación biológica (Foto 2). La reducción de la carga microbiana tras los tratamientos fue excelente, llegando a alcanzar un valor del 83%. Sin lugar a dudas, se trata de un buen resultado que nos permitirá utilizar este tipo de tecnología para la planificación y el desarrollo de intervenciones de restauración sostenibles.
Como institución pública nos proponemos adquirir conocimientos y experiencia en estas tecnologías para la planificación consciente de intervenciones de bajo impacto ambiental y su ejecución mediante licitaciones. Desarrollar estas actividades en un lugar con tanta visibilidad como es el Parque Arqueológico del Coliseo nos convierte en testimonios de un proceso de toma de responsabilidad respecto al tema medioambiental. Esperamos que esto pueda contribuir a dar un mayor impulso a la investigación, al mercado y a la cualificación profesional en este campo.