La Domus Tiberiana es el primer verdadero palacio imperial, erigido sobre la ladera noroeste del monte Palatino en el siglo I d.C. Además de la parte residencial, el palacio incluía amplias zonas de jardín, lugares de culto, ambientes destinados a la guardia pretoriana en defensa del Emperador, y un auténtico distrito de servicios con vista al Foro Romano.

Esta ladera del Palatino era la preferida por las familias aristocráticas romanas para erigir sus viviendas, por su posición fácilmente accesible desde el valle del Foro Romano, según atestiguan las fuentes literarias y confirman las excavaciones.

La primera fase comprobada por las investigaciones arqueológicas es la neroniana, posterior al incendio del 64 d.C., es decir, contextual a la edificación de la Domus Aurea.

El palacio fue objeto de varias ampliaciones y reformas a lo largo del tiempo, las más importantes de las cuales se deben a los emperadores Domiciano (81-96 d.C.) y Adriano (117-138 d.C.), hasta alcanzar una extensión de aproximadamente 4 hectáreas.

El uso del palacio imperial continuó hasta el siglo VII, cuando fue elegido como sede pontificia por Juan VII.

Tras siglos de abandono, a mediados del siglo XVI, la familia Farnese realizó en las terrazas escenográficas de la Domus Tiberiana los Horti Farnesiani, un espléndido jardín de delicias destinado a acoger una nueva corte.

EL ITINERARIO DE VISITA

El nuevo itinerario de visita, que se desarrolla en las vísceras del palacio imperial, superando las poderosas arcadas del distrito de los servicios, está engastado en las infraestructuras huecas del frente norte y se articula en siete salas expositivas, cuatro de las cuales comunicadas entre sí, con una vista privilegiada al Foro Romano, mientras que dos salas multimedia sobre el frente opuesto contienen un archivo documental y la reconstrucción holográfica del monumento. Un itinerario táctil acompaña al visitante. Al recorrer las salas se van observando las extraordinarias arquitecturas restauradas recientemente, los servicios con las termas imperiales y las infraestructuras vinculadas, superficies decoradas con estuco que embellecen lo que se llama Puente de Calígula, y sobre el fondo pinturas que retratan temas de la vida de corte.
El desarrollo museístico se articula según una visión temática dentro de los ambientes del distrito de la época de Adriano, destinado a acoger los servicios, las tiendas para la venta minorista y probablemente también actividades administrativas.